David
Toscana (Monterrey, 1961) es un escritor obsesionado con el tedio, el fracaso,
la muerte, la soledad, la desmitificación de la Historia, el absurdo de la
existencia. Temas, sin embargo, sobre los que escribe con gran sentido del
humor y cierta dosis de ternura, porque sus personajes siempre tienen un aire
quijotesco: héroes condenados a la derrota por un mundo hostil que no comprende
su aparente locura. Desde
hace algunos años, el autor radica en Polonia, donde ubica su más reciente
novela, La ciudad que el diablo se llevó (Alfaguara,
2012). Polonia
fue devastada durante la Segunda Guerra Mundial, al ser ocupada por los
alemanes. En Varsovia, su capital, cuatro nativos festejan la dicha de estar
vivos. El grupo no podría ser más singular: “tres hombres arriba de sesenta
años y uno con pocos recursos físicos” (p. 11). Ellos
son Ludwik, el sepulturero que cuenta leyendas truculentas sobre los cuerpos
que pueblan el cementerio; Kazimierz, un desempleado a quien le falta un dedo
de la…