Cecilia Pablos es una artista sinaloense tan versátil como secreta. Poseedora de una amplia trayectoria y galardonada con el Premio Nacional de Poesía Benemérito de las Américas en el 2000, no es, empero, tan difundida, leída, comentada y reconocida como merece. Quien se ha acercado a su obra que abarca, además de la poesía, el teatro, la pintura y el cuento, se topa con un imaginario que en lo sutil halla su fortaleza. Las buenas noches de las vírgenes funge como crisol del rico universo interior de Pablos. Ella ilustra sus textos con obras de enorme carga onírica y una paleta de colores tomada de los paisajes más recónditos de la naturaleza. Sus dieciséis relatos están impregnados de cierta teatralidad y lirismo. Otra fusión interesante radica en que, aunque los temas son predominantemente realistas, lo fantástico, lo sobrenatural y hasta lo realista-mágico termina asomándose de manera estremecedora y contundente. Espíritus acechan a la joven viuda de “Todavía no es mañana”, que
¿ Qué sabe uno de Burundi? Nada. Avergonzado de su ignorancia supina, pues ha empezado a hojear una novela ubicada en dicho país, se dispone a aprender. La curiosidad aumenta página tras página, hasta llegar al final absolutamente demoledor. Eso es lo que ocurre al adentrarse en Pequeño país , ópera prima novelística del cantautor de rap Gaël Faye (1982). Obra que ha obtenido premios tan importantes como el Prix du Roman FNAC y el Goncourt, ambos en 2016. Esta breve y deslumbrante obra está narrada en primera persona por Gaby, un joven que recuerda su infancia en la natal Buyumbura durante los años noventa; época donde acude a la escuela, lleva una relación armoniosa con su hermana Ana, vive en contacto con la naturaleza y disfruta de hacer pequeñas fechorías con sus amigos. Pero muy pronto se percata de la crueldad del mundo. Harta de ser discriminada, Yvonne, su madre, abandona el hogar. Ruandesa de etnia tutsi, no deja de ser percibida como una refugiada: “así me lo han